viernes, 30 de octubre de 2009

Mister, ¿estás orgulloso?

Seguramente muchos de los que me leen habitualmente ya saben mis opiniones respecto al fútbol moderno y a la metodología de un grandísimo porcentaje de los entrenadores cuyos entrenamientos tienen una gran carga de físico específico, circuitos físico técnicos individuales, carrera continua, posesiones, etc. Pasa la semana y los jugadores no han hecho nada parecido a lo que verán en un partido, ni basculaciones, ni pressing, ni finalizaciones en situación real, ni nada. La cantidad de equipos sin un modelo de juego definido es mucho mayor a la de los que sí lo tienen y no hay que irse al fútbol de base, sino mirar al Real Madrid, por ejemplo. Por eso, cuando aparece un equipo como el Barcelona de Guardiola o el Chelsea de Mourinho (tan distinto el uno del otro) muchos nos alegramos y en muchos despiertan una envidia espectacular.

Cuando yo hablo de táctica no estoy hablando de la táctica de la que hablan muchos de los entrenadores que me miran como a un chiflado cuando digo que el entrenamiento debe ser 100% de un mismo modo renunciando al físico específico o a la técnica fuera de contexto. Porque para ellos táctica en el entrenamiento es sinónimo de jugadas estáticas y defensas pasivas. Muchos, lo máximo que hacen es colocar el viernes a los once titulares y que unos jugadores muevan de un lado a otro el balón para que ellos basculen. En fase ofensiva, algo parecido; colocas a tus mediocentros, interiores y delanteros contra una defensa de cuatro y un doble pivote que defiende y cuando roba, se vuelve a empezar, obviando así las transiciones y aburriendo a los "defensas". Es más, para mí, la táctica no marca las diferencias, el trabajo táctico es lo que lo hace. Y si no hay trabajo táctico el partido pierde mucha calidad porque no hay organización, no hay un plan específico, no hay una presión estudiada, no hay conocimiento del rival, hay dos equipos sin identidad. Si todos trabajan mal, uno queda último y otro primero, pero, el entrenador del campeón, ¿se puede sentir orgulloso? Hay muchos métodos, respeto todos, no comparto casi ninguno, pero veo equipos que entrenan de una manera y juegan de otra, ¿qué papel tiene entonces el entrenador?

Para mí un entrenador de calidad necesita tener las ideas claras ya mucho antes de empezar su proyecto. Lo primero es ¿QUÉ PLANTILLA TENGO/QUIERO? Esto depende mucho de tu equipo, el presupuesto y las posibilidades. Es evidente que el entrenador no puede tener un estilo único, hay que adaptar el trabajo según los jugadores que tengas. Si el crack de tu equipo es Zigic y tu defensa es rapida, no tiene sentido jugar con repliegue intensivo y buscar el contragolpe por dentro.

Una vez tienes lo que quieres o puedes, tienes que pensar la manera de buscar el máximo rendimiento y por lo tanto crear un modelo de juego de calidad. No hay dos modelos iguales ya que esto es una creación propia del entrenador en cuestión, el entrenador tiene que "soñar" el juego de su equipo y trabajar para conseguir que se juege como se quiere jugar. Convertir sueño en realidad. Esto es ¿A QUÉ QUIERO JUGAR?

Tenemos claro que plantilla tenemos y a que queremos jugar, ahora el objetivo es buscar la fórmula para que el modelo de juego tenga éxito y para eso necesitas orden y prioridades, lo primero, dejar claro los sistemas de juego. Normalmente, un sistema principal (por ejemplo, el 4-3-3) y uno secundario (4-4-2), además de saber trabajar distintas situaciones, por ejemplo cuando pierdes por un tanto y quedan 10 minutos en vez de improvisar, trabajar un 3-4-3 buscando el ataque directo o cuando juegas con diez, pero esto, más adelante. ¿CON QUÉ SISTEMA VAMOS A JUGAR?

Este paso es importante porque la teoría está cerrada, ahora toca pensar qué tipo de entrenamiento tengo que hacer para que mi equipo juegue a mi imagen y semejanza teniendo una identidad (modelo de juego) y dominando los sistemas que hemos escogido. Y aquí, es evidente que para que un equipo domine un modelo de juego y unos sistemas necesita trabajar ese modelo de juego y esos sistemas (y no subir escaleras o ir a la playa para cargar abductores). Por lo tanto el entrenamiento es el momento para aprender y perfeccionar estas cosas y eso hace que todo se base en un entrenamiento táctico, intensidad alta y fútbol en su esencia.

Temporada dividida en dos, pretemporada y temporada, la pretemporada para trabajar el modelo de juego y sus sistemas, controlar el pressing, saber como queremos atacar, como queremos defender, buscar soluciones cuando un equipo se encierra con dos líneas de cuatro, cuando juega con defensa de cinco, saber sacar el balón según si presionan en primera línea o buscan el repliegue... En la temporada, el aprendizaje sigue y el modelo de juego se adapta según el rival. Se adapta, no cambia, esto es muy importante.

Las ventajas de entrenar el jugar es evidente; un mayor conocimiento de lo que hay que hacer durante los partidos por parte de los jugadores o facilidades para elegir un once justo porque el que mejor entrena será el que mejor juegue (algo que no pasa si la base de tu entrenamiento es la preparación física o la técnica fuera de contexto, trabajando el disparo o el pase largo, por ejemplo).

No estamos hablando de métodos revolucionarios, todo lo contrario, estamos hablando de volver a la esencia del fútbol, a la diversión en el entrenamiento y a partidos de calidad.

Ejemplo de ejercicio según la metodología:

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miércoles, 14 de octubre de 2009

El método del bombero

Vivir el día a día en un equipo competitivo de fútbol base es un master de entrenador. A veces estar cerca, pero no tan implicado, alejarse y ver con perspectiva lo que pasa, aprendiendo tanto de lo que hay que hacer, como de lo que no hay que hacer es mucho más importante que acumular experiencias insulsas como entrenador de cualquier equipo. Por supuesto, es importante entrenar porque teoria y práctica están muy lejos, nada es lo que te imaginas y siempre hay trabas inesperadas, pero muchas veces se aprende más cuando estás 'parado', reflexionando, aprendiendo y estudiando que cuando eres víctima del día a día. Por supuesto, el objetivo de toda reflexión, paro o aprendizaje es ser el rey de ese día a día tan maravilloso... y duro.

Todos sabemos ganar, pero pocos saben perder y casi nadie sabie diagnosticar al enfermo. En la derrota, es habitual el cambio de sistema, de modelo, de tipo de entrenamiento, etc. Es habitual la terapia de grupo, encerrar al equipo en el vestuario a hablar de los problemas, pedir opinión a los jugadores, apoyar y criticar a la vez... En la derrota los entrenadores son víctimas de la confusión, víctimas de su propio error en la reflexión. Las charlas no estimulan si son repetidas y cuando un equipo está en el alambre, todo comentario de más es darle dramatismo al asunto, separas más que unes porque muchas veces se individualiza el error (o le das más importancia a la derrota de la que en realidad tiene, haciendo a todos "sospechosos") y porque hay una verdad incontestable. Cuanto más hablas, más tonterías dices. Es una cuestión de probabilidad. Las charlas empiezan de una manera, dices cosas que quieres decir o tienes preparadas, buscas que sean bidireccionales, pero pocos jugadores se mojan, tiras y tiras de la cuerda y acabas diciendo cosas que no quieres o no debes decir, muchas veces de manera inconsciente, sin mala intención y de forma natural.

El exceso de reflexión grupal demuestra las dudas del entrenador. No hay que imponer, hay que convencer, pero forzar la opinión de los jugadores, recurrir al diálogo en vez de al entrenamiento de calidad y el no tener una idea clara, tanto en la victoria como en la derrota es sinónimo de debilidad. Llega un momento en que el jugador no sabe lo que está bien o está mal, no diferencia entre lo bueno y lo malo y no sabe lo que el entrenador le pide porque puede ser algo completamente distinto a lo que le pedía hace dos semanas.

No hay que engañarse, los sistemas ni ganan ni pierden partidos. Ni siquiera un sistema es sinónimo de un estilo, 4-2-3-1 no significa presión arriba y 4-4-2 no es sinónimo de líneas juntas y contragolpe. Una cosa es el modelo de juego, otra el sistema que escojas para llevarlo a cabo de la mejor forma. La diferencia la marca como trabajes ese sistema y ese trabajo no es trabajo de pizarra sino de entrenamiento. Entrenamientos prácticos, con balón, específicos.

Otro recurso fácil en la derrota es la falta de físico o de preparación física. Se dice siempre, si un equipo pierde es que falta físico. Aquí se recurre al método del bombero, a lo fácil, a hacer del fútbol sufrimiento y no diversión. Olvidarse del aprendizaje y cubrirse la espalda. Yo lo vivo de cerca, un equipo juvenil campeón el año pasado arrasando, equipo más goleador de todas las categorias, el menos goleado, dos derrotas en toda la liga y siempre con un estilo reconocible, buscando el toque, dominar el partido. En una categoria superior otro equipo del mismo club, siempre luchando por no descender, fichando jugadores durante temporada, descarte de equipos grandes o incluso 'cracks' de los mismos que llegan acabada la temporada de división de honor o de tercera división. Este año, igualdad de condiciones, el primero es penúltimo en su Liga, el segundo es último en la suya. Como uno viene de ser campeón, la derrota no solo duele, sino que no se entiende, más cuando el estilo es el mismo, tocar, llegar jugando y llevar la iniciativa. O así lo era hasta la semana pasada, ahora ya se pide el juego directo, el repliegue y llegar a la porteria con menos toques posibles. Algunos hablan de físico y entonces me nace la idea del método del bombero porque "los últimos" tienen entrenadores policías y bomberos, gente con un físico espectacular, los entrenamientos son una auténtica obra de arte desde el punto de vista atlético, puede que incluso, estos proyectos de jugador aprueben fácil las oposiciones para bombero si todo sigue así... pero van últimos. Es raro trabajando tan bien el físico.

El método del bombero va más allá claro. Si lo usas, por favor, no hables de charlas, de 4-2-3-1, de 4-3-3, porque cuando llegues al campo y veas que el fútbol no es trotar y trotar o hacer diagonales a sprint de un corner al otro lado del centro del campo estarás sorprendido. Si no conoces que el equipo es un coléctivo que hay que trabajar y mejorar y eso implica entrenar de forma coléctiva, sabiendo que una buena basculación, un método de presión concreto o un estilo de ataque (ya sea juego directo, contragolpe por bandas, juego de posesión y combinación...) marca las diferencias estarás perdido. Sinceramente, no he visto a un lento ser rápido y he visto a jugadores que fumaban y salían de fiesta y luego eran los primeros en los ejercicios de resistencia. Y muchos más jugadores que eran cracks del entrenamiento (porque el entrenamiento era correr, correr y correr) y suplentes habituales o malos jugadores. ¿Tan importante es el físico específico? Cualquier jugador que trabaje a una buena intensidad sabe que un 3x3 en espacio reducido es mucho más eficaz desde cualquier (sí, cualquier) punto de vista que hacer trote.

El gran entrenador y en general las grandes personas son aquellas que se crecen en los momentos difíciles. La derrota es un estímulo, un punto de partida y nunca una razón para la desmotivación. Las críticas son aire si tienes tiempo porque el campo pone a cada uno en su sitio y el fútbol te ofrece revancha cada finde semana. Mi consejo es entrenar, hablar lo justo, pero siempre buscando motivar, con naturalidad, el trato no puede cambiar según se gane o se pierda. La forma de unir un equipo es que todos crean en una misma idea y que esa idea, pases momentos buenos o momentos malos te lleve a la victoria. Hay muchas piedras en el camino, pero llegar a la meta es la satisfacción, escoger otro camino es de cobardes. Guardiola llegó al Barcelona, 1-0 en los pajaritos, 1-1 contra el Racing en casa. Habia posibilidad de estar en puestos de descenso en la tercera jornada, era un entrenador novel, su potencial sustito era nada más y nada menos que Mourinho, el equipo venía de años sin títulos. Lo fácil era un planteamiento simple; si con el equipo que tengo no gano al Racing en casa y pierdo contra el Numancia, algo falla, hay que cambiar algo. Pero no, Guardiola siguió con su estilo, su idea y eso le hace más grande incluso que un triplete. Sobre todo porque tanto yo, como tú, como Xavi o Iniesta sabemos que aunque hubiera perdido la tercera y la cuarta jornada, nada hubiera cambiado para Pep Guardiola.