miércoles, 14 de octubre de 2009

El método del bombero

Vivir el día a día en un equipo competitivo de fútbol base es un master de entrenador. A veces estar cerca, pero no tan implicado, alejarse y ver con perspectiva lo que pasa, aprendiendo tanto de lo que hay que hacer, como de lo que no hay que hacer es mucho más importante que acumular experiencias insulsas como entrenador de cualquier equipo. Por supuesto, es importante entrenar porque teoria y práctica están muy lejos, nada es lo que te imaginas y siempre hay trabas inesperadas, pero muchas veces se aprende más cuando estás 'parado', reflexionando, aprendiendo y estudiando que cuando eres víctima del día a día. Por supuesto, el objetivo de toda reflexión, paro o aprendizaje es ser el rey de ese día a día tan maravilloso... y duro.

Todos sabemos ganar, pero pocos saben perder y casi nadie sabie diagnosticar al enfermo. En la derrota, es habitual el cambio de sistema, de modelo, de tipo de entrenamiento, etc. Es habitual la terapia de grupo, encerrar al equipo en el vestuario a hablar de los problemas, pedir opinión a los jugadores, apoyar y criticar a la vez... En la derrota los entrenadores son víctimas de la confusión, víctimas de su propio error en la reflexión. Las charlas no estimulan si son repetidas y cuando un equipo está en el alambre, todo comentario de más es darle dramatismo al asunto, separas más que unes porque muchas veces se individualiza el error (o le das más importancia a la derrota de la que en realidad tiene, haciendo a todos "sospechosos") y porque hay una verdad incontestable. Cuanto más hablas, más tonterías dices. Es una cuestión de probabilidad. Las charlas empiezan de una manera, dices cosas que quieres decir o tienes preparadas, buscas que sean bidireccionales, pero pocos jugadores se mojan, tiras y tiras de la cuerda y acabas diciendo cosas que no quieres o no debes decir, muchas veces de manera inconsciente, sin mala intención y de forma natural.

El exceso de reflexión grupal demuestra las dudas del entrenador. No hay que imponer, hay que convencer, pero forzar la opinión de los jugadores, recurrir al diálogo en vez de al entrenamiento de calidad y el no tener una idea clara, tanto en la victoria como en la derrota es sinónimo de debilidad. Llega un momento en que el jugador no sabe lo que está bien o está mal, no diferencia entre lo bueno y lo malo y no sabe lo que el entrenador le pide porque puede ser algo completamente distinto a lo que le pedía hace dos semanas.

No hay que engañarse, los sistemas ni ganan ni pierden partidos. Ni siquiera un sistema es sinónimo de un estilo, 4-2-3-1 no significa presión arriba y 4-4-2 no es sinónimo de líneas juntas y contragolpe. Una cosa es el modelo de juego, otra el sistema que escojas para llevarlo a cabo de la mejor forma. La diferencia la marca como trabajes ese sistema y ese trabajo no es trabajo de pizarra sino de entrenamiento. Entrenamientos prácticos, con balón, específicos.

Otro recurso fácil en la derrota es la falta de físico o de preparación física. Se dice siempre, si un equipo pierde es que falta físico. Aquí se recurre al método del bombero, a lo fácil, a hacer del fútbol sufrimiento y no diversión. Olvidarse del aprendizaje y cubrirse la espalda. Yo lo vivo de cerca, un equipo juvenil campeón el año pasado arrasando, equipo más goleador de todas las categorias, el menos goleado, dos derrotas en toda la liga y siempre con un estilo reconocible, buscando el toque, dominar el partido. En una categoria superior otro equipo del mismo club, siempre luchando por no descender, fichando jugadores durante temporada, descarte de equipos grandes o incluso 'cracks' de los mismos que llegan acabada la temporada de división de honor o de tercera división. Este año, igualdad de condiciones, el primero es penúltimo en su Liga, el segundo es último en la suya. Como uno viene de ser campeón, la derrota no solo duele, sino que no se entiende, más cuando el estilo es el mismo, tocar, llegar jugando y llevar la iniciativa. O así lo era hasta la semana pasada, ahora ya se pide el juego directo, el repliegue y llegar a la porteria con menos toques posibles. Algunos hablan de físico y entonces me nace la idea del método del bombero porque "los últimos" tienen entrenadores policías y bomberos, gente con un físico espectacular, los entrenamientos son una auténtica obra de arte desde el punto de vista atlético, puede que incluso, estos proyectos de jugador aprueben fácil las oposiciones para bombero si todo sigue así... pero van últimos. Es raro trabajando tan bien el físico.

El método del bombero va más allá claro. Si lo usas, por favor, no hables de charlas, de 4-2-3-1, de 4-3-3, porque cuando llegues al campo y veas que el fútbol no es trotar y trotar o hacer diagonales a sprint de un corner al otro lado del centro del campo estarás sorprendido. Si no conoces que el equipo es un coléctivo que hay que trabajar y mejorar y eso implica entrenar de forma coléctiva, sabiendo que una buena basculación, un método de presión concreto o un estilo de ataque (ya sea juego directo, contragolpe por bandas, juego de posesión y combinación...) marca las diferencias estarás perdido. Sinceramente, no he visto a un lento ser rápido y he visto a jugadores que fumaban y salían de fiesta y luego eran los primeros en los ejercicios de resistencia. Y muchos más jugadores que eran cracks del entrenamiento (porque el entrenamiento era correr, correr y correr) y suplentes habituales o malos jugadores. ¿Tan importante es el físico específico? Cualquier jugador que trabaje a una buena intensidad sabe que un 3x3 en espacio reducido es mucho más eficaz desde cualquier (sí, cualquier) punto de vista que hacer trote.

El gran entrenador y en general las grandes personas son aquellas que se crecen en los momentos difíciles. La derrota es un estímulo, un punto de partida y nunca una razón para la desmotivación. Las críticas son aire si tienes tiempo porque el campo pone a cada uno en su sitio y el fútbol te ofrece revancha cada finde semana. Mi consejo es entrenar, hablar lo justo, pero siempre buscando motivar, con naturalidad, el trato no puede cambiar según se gane o se pierda. La forma de unir un equipo es que todos crean en una misma idea y que esa idea, pases momentos buenos o momentos malos te lleve a la victoria. Hay muchas piedras en el camino, pero llegar a la meta es la satisfacción, escoger otro camino es de cobardes. Guardiola llegó al Barcelona, 1-0 en los pajaritos, 1-1 contra el Racing en casa. Habia posibilidad de estar en puestos de descenso en la tercera jornada, era un entrenador novel, su potencial sustito era nada más y nada menos que Mourinho, el equipo venía de años sin títulos. Lo fácil era un planteamiento simple; si con el equipo que tengo no gano al Racing en casa y pierdo contra el Numancia, algo falla, hay que cambiar algo. Pero no, Guardiola siguió con su estilo, su idea y eso le hace más grande incluso que un triplete. Sobre todo porque tanto yo, como tú, como Xavi o Iniesta sabemos que aunque hubiera perdido la tercera y la cuarta jornada, nada hubiera cambiado para Pep Guardiola.

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